Para algunos padres las tareas escolares se han convertido en una verdadera pesadilla. Tras una jornada dura de trabajo, llegar a casa y encontrarse con una larga lista de tareas que les han dejado “a los hijos” en la escuela, no es cosa fácil, más cuando los niños están en los primeros años escolares donde requieren una alta supervisión.
A muchos padres les toca llegar a casa, quitarse la ropa de “ejecutivo o empresario” y ponerse el traje de “profesor”. Completar páginas de libros de trabajo, estudiar para exámenes cortos (los famosos quizz), realizar investigaciones, preparar exposiciones, buscar y pegar recortes y listas interminables de vocabularios, es cosa de todos los días.
Muchos padres están en contra de la saturación de tareas escolares, -lo cual acostumbran muchos establecimientos educativos hoy en día-, pues a la larga, o son ellos quienes terminan haciéndolas o simplemente el niño no cumple y es amonestado por sus maestros.
Hacer maquetas, carteles, trabajos manuales, proyectos de artes plásticas, etc., no es cosa que puedan hacer solitos, especialmente los más pequeños, por lo que muchos padres sienten como si las tareas se las hubieran mandado a ellos.
En resumen, muchos padres nos sentimos agobiados con la gran cantidad de deberes que nuestros hijos llevan a casa y criticamos a la escuela y a los maestros. Por otro lado, nuestros hijos también pueden sentirse cargados, ya que no les queda tiempo de jugar o de hacer otras actividades propias de su edad.
Sin embargo, si vemos la otra cara de la moneda, las tareas también tienen varios aspectos positivos: por ejemplo, sirven para practicar lo aprendido en clase, ayudan a los niños a organizarse, promueven el desarrollo de la disciplina, el compromiso y la precisión, les ayudan a adquirir hábitos y métodos de estudio, cultivan rasgos positivos como la responsabilidad y la independencia, entre otros.
Lo importante es no perder el balance, pues la cantidad de tareas, según los expertos en educación, dependen de la edad y el nivel del estudiante.
Los profesionales recomiendan que un niño de pre-primaria hasta segundo grado, no debe demorar más de 30 minutos por día en hacer su tareas, mientras que para los más grandecitos (3º. a 6º primaria), el tiempo que ocupen no debe ser mayor de una hora.
Es importante que los padres se involucren en la supervisión de las tareas de los hijos, ya que esto les transmitirá a ellos el mensaje de que las tareas son importantes y por eso estamos al pendiente. Al principio necesitarán invertir más tiempo con los pequeños, pero a medida que crecen, se les debe dar cierta independencia para que ellos las realicen solos, aunque siempre se debe estar abiertos a cualquier consulta o duda que se presente y mantener cierto grado de supervisión.
La comunicación con los maestros es vital, los padres deben manifestar sus inquietudes y preocupaciones respecto a las tareas, para evitar que éstas se vuelvan una dura carga para los niños y una pesadilla para los papás.
Los profesionales recomiendan que un niño de pre-primaria hasta segundo grado, no debe demorar más de 30 minutos por día en hacer su tareas, mientras que para los más grandecitos (3º. a 6º primaria), el tiempo que ocupen no debe ser mayor de una hora.
Es importante que los padres se involucren en la supervisión de las tareas de los hijos, ya que esto les transmitirá a ellos el mensaje de que las tareas son importantes y por eso estamos al pendiente. Al principio necesitarán invertir más tiempo con los pequeños, pero a medida que crecen, se les debe dar cierta independencia para que ellos las realicen solos, aunque siempre se debe estar abiertos a cualquier consulta o duda que se presente y mantener cierto grado de supervisión.
La comunicación con los maestros es vital, los padres deben manifestar sus inquietudes y preocupaciones respecto a las tareas, para evitar que éstas se vuelvan una dura carga para los niños y una pesadilla para los papás.
Fuente:Lorena de Castillo / dinosaurio.com
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